10 abril 2009

¿Y tú qué sabes?

El día que tanto ansiaba ha llegado. No, no me refiero a que mi querido equipo de Brackley esté liquidando toda oposición, hasta el punto de que pareciera que dejan pasar a Trulli cada vez que Rubens salía de boxes para divertirse adelantándolo más tarde en pista. Mi felicidad también viene dada por el hecho de ver a ese atajo de arribistas interesados y sus insignias en forma de rombo, de hélice o de lo que se le ocurriera al fundador hace la pera de años, lloriqueando porque no se les ocurrieron las soluciones para la trasera que sí salieron del lápiz de los pobres o los que habían caído en desgracia repentinamente. Si no se hubiera metido la política de por medio, ver a Williams tan arriba tan a menudo sería lo mejor que le ha pasado a la Fórmula 1 desde la victoria de Toro Rosso en su casa.

Pero parece que sois muchos los que no creéis. Tantos que las contestaciones sobre este amplio tema en vuestros respectivos blogs me superan. Lo lamento, pero no puedo procesar tanto revuelo y tantas palabras cargadas de veneno como para poder contestar todo lo que querría decir en un simple comentario a vuestras entradas. Es por eso que estoy escribiendo la mía propia para poder exponer mis ideas pausadamente. Y para abrir fuego, ahí van los primeros aspectos que quiero establecer:

1º) Lo último que puede querer la FIA es que un equipo arrase con todas las carreras, de cara a las audiencias y el interés que suscite el deporte. ¿Que ahora lo está suscitando a base de sorpresas? Esa gente no piensa a corto plazo.
2º) Lo penúltimo que puede querer la FIA es que se le marchen cinco equipos que han hecho amago demasiadas veces de ir a montar su propio campeonato -qué triste, un campeonato de publicistas disfrazados de deportistas-.
3º) Lo antepenúltimo que puede querer la FIA es que los equipos con KERS, ese invento "made in Mosley", queden en ridículo.
4º) Si quieren demostrar que con poco dinero se puede hacer un gran equipo, Brawn es el menos adecuado para llamar la atención a este respecto: En realidad es el fruto de la máquina de quemar billetes de Honda.

Marco Canseco ha escrito recientemente un artículo difamatorio -porque no puede corroborar lo que dice, y no es periodismo interpretativo lo que está haciendo- en el que da por sentada "la voluntad inequívoca de la FIA por potenciar a esta nueva escuadra [Brawn]". "Se trata de tener a los equipos divididos y enfrentados con la intención de demostrarles que necesitan un faro guía, como son ellos y Bernie Ecclestone". Canseco debe tener en mente a un Ecclestone con ganas de emular a John Rockefeller cuando éste financió la Revolución Rusa.

"No se explica de otra forma que en Australia esperaran más de dos minutos para sacar el primer coche de seguridad a la pista tras el accidente de Nakajima". Por favor, lo ruego una vez más, los debates más pausados: ¿Cómo que no se explica de otra forma? Querrás decir que no se te ocurre otra explicación. Si dejamos volar la imaginación, podemos encontrar otras formas de aplicar eso de piensa mal y acertarás, mucho menos evidentes pero igual de posibles.

Y ahí es donde quiero ir a parar. Lo que me crispa los nervios no es que se ataque a la ligera a una escudería, ni a la FIA. Tampoco tengo ningún problema en que la gente se sienta más cercana a los grandes constructores implicados en F1, los cuales, con el mismo método con el que se marchan de una comunidad que tanto les puede haber apoyado y tanta manga ancha en materia legislativa y fiscal les habrá dado para que mantengan cerca de ella su fábrica, se marcharán de la comunidad del paddock como ya ha hecho Honda en cuanto eso les suponga cuatro duros más, sin importar la devastación que dejen en el deporte a su paso. Porque los grandes fabricantes no quieren a nuestro deporte. ¡Viva Brawn! ¡Viva Williams! Larga vida a su buen rendimiento. Lo que de verdad acaba conmigo y con mis uñas es que creamos poder arañar lo más mínimo la superficie de algo que mueve b-illones de euros. Francamente, todo lo que sale sobre las ayudas a la banda de los difusores me parece demasiado infantil para individuos tan corrompidos como los que te puedes encontrar en una federación.

Y de repente me acordé del vídeo de Max. Y de que éste ya dijo saber quién estaba detrás de todo eso. Y que era de F1. ¿Dónde están Marco Canseco y los que escriben tan a la ligera cuando se trata de hacer periodismo de investigación en condiciones? ¡Quiero saber quién le hizo eso a Mosley! Y no lo sé. Y nadie se acuerda. Y por descontado que detrás tenían que estar los b-illones de euros. Mientras nos limitemos a buscar la explicación más fácil a por qué un Safety Car tarda tres minutos en salir, mi opinión es que estaremos muy lejos de la verdad. Sólo hay una cosa clara: Las entrañas de la Fórmula 1 se están revolviendo muy mucho en los últimos tiempos: Los equipos amenazan con un boicot, Bernie no les paga, Bernie tiene que adelantar ese mismo dinero a Brawn y Williams, la FIA pasa de las propuestas de la FOTA. ¡Ey, la FOTA! Pero si hace tres meses estábamos en los mundos de Yupi de lo bien que se llevaban y yo estaba asustadísimo de que los equipos no pararan los pies a la FIA en sus ideas descabelladas, como siempre había sido.



Sugiero que, por lo que respecta a Brawn y cia., disfrutemos de la novedad en las clasificaciones y, con tongo o sin él, consideremos que ha llegado la hora de que los equipos de F1, y no los de marketing/I+D, sean los que ganen carreras.

En fin, que yo sólo puedo exponer lo perdido que estoy y que descarto la teoría hecha por muchos afirmación de que Brawn está corriendo con manga ancha, por los puntos expuestos al principio. A propósito, ya que estamos, me despido con otra afirmación de Canseco, que a ver de dónde sacaría: "Ross Brawn dice que le ofreció esta pieza [el difusor de marras] a todos los equipos en mayo de 2008 y que poco menos que le mandaron a freír espárragos, enfrascados como estaban en aquel Mundial".