Kynetic Energy Recovery System. Si algún aficionado todavía no ha oído hablar de este aparatejo, es un sistema de almacenamiento de la energía liberada en la frenada, de tal forma que se pueda aprovechar para otros menesteres en los que se pueda ahorrar combustible a la vez que da un plus de velocidad, por ejemplo, para adelantar. El piloto podría accionar un botón y recibir toda esa potencia extra en ciertos momentos clave. Y como ya se habrán percatado, esto es todo un campo de desarrollo para los coches de calle. Para ahorrar combustible, se entiende, no para conseguir un plus de velocidad en los ya de por sí excesivamente veloces automóviles de calle si hay que hacer caso a la DGT.
Todo esto tiene una pinta especialmente buena en lo que concierne a la percepción del ciudadano medio, ese ser que no se enzarza en peleas entre alonsistas y tiffosis, y que a lo mejor no ve con muy buenos ojos que los que sí viven el mundo de las carreras se pulan 80 litros en 20 vueltas -todo eso por barba- a un circuito que también habrá modificado su entorno al ser levantado. Por si las ventajas fueran pocas, es una oportunidad para ciertos equipos, especialmente para uno japonés, con un coche del Betis y unos mecánicos del Racing, de pegar un repaso a los que están por delante desde que Bridgestone saltó al ruedo como único proveedor -no de KERS, sino de neumáticos, se entiende-. De modo que nadie ve la hora de que el trasto empiece a almacenar energía cinética en cada uno de los 20 monoplazas, claro.
O no tan claro. Se cuenta por ahí que es el propio Ross Brawn el que, desde su cuartel en el Sardinero, perdón, en Brackley, sugería una moratoria en las primeras carreras de 2009, porque no se iba a llegar con todo en su sitio. Las alarmas se dispararon cuando el pasado martes un mecánico de BMW-Sauber empezó los entrenamientos en Jerez con mal pie; un pie electrocutado, concretamente. Eran las primeras vueltas del KERS de BMW y al parecer falló el debido aislamiento que un chisme de estas características tiene que tener. Previamente, ha trascendido que aquel incendio en la factoría de Red Bull -de F1, por seguir con las aclaraciones; todavía no se han planteado aprovechar los avances del KERS en sus bebidas energéticas- tuvo a este recién llegado como foco inicial. O al menos eso dice el empleado que aplastó la colilla en una zona de materiales inflamables, cabe pensar. Varios equipos advierten de que la seguridad será lo primero, y que para eso incluso haya que esperar un año más antes de introducir el sistema.
Los pilotos, unidos la mayoría en la Grand Prix Drivers Association, parecen querer tomar una postura pero no saber cómo meter baza. El presidente de la GPDA, y piloto del equipo que siniestró su propia fábrica, Mark Webber, declaró el jueves no sentirse seguro del ritmo de desarrollo que exigirá tener el KERS listo para Australia 2009, y añadió: "No quiero saber de ello, porque cuanto más descubro, más nervioso me pongo". Uno se imagina a los pilotos sufriendo verdaderamente como los "paranerdos" nos revelaron tras Hungría 2006:
Francamente, no veo por qué no van a poder pasarse el invierno a las duras y a las maduras peleándose con el KERS. Si se tienen que olvidar de aerodinámica o neumáticos, se siente. El planeta no puede esperar un año más, y además no van a tener muchos más campos de desarrollo en este reglamento cada vez más estricto. Y eso está hecho así para que se curren lo más beneficioso fuera del paddock. Adiestrar este cacharro infernal tiene que estar lo primero en la lista a partir de noviembre, como muy tarde.
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