Fernando Alonso: Fenómeno extraño.
Fernando seguía dando vueltas en la cama, eran las 4 de la mañana de la madrugada siguiente al GP de Hungría, había conseguido un cuarto puesto en dicha carrera, y sin embargo no dejaba de pegar ojo. Era traumático. Era el miedo a lo desconocido. Pilotos de la zona de la parrilla donde se encuentra él en 2008 aseguraban que esto ya les había ocurrido el año pasado, pero el color de aquella cosa era otro.
Fernando sí había dormido terriblemente bien las noches previas: A ver, todos le hemos visto con más sonrisas ahora que cuando ha luchado por títulos. Es un año de diversión, sabático, y si encima que no está tan presionado las cosas salen mejor de lo esperado por una vez, como fue el caso del viernes, pues alegría: Quinto en la sesión de las 10 y cuarto en la de las 14h, y su compañero Piquet marcando tiempos por el estilo. Hungaroring penaliza sobremanera el kg de combustible, pero vamos, se notaba que esta vez el R28 era dócil, quitando esa cruzada o ese trompo con el que Piquet celebró el 2º mejor tiempo. ¿Era un presagio, el comienzo de los sucesos paranormales?
Pero siempre hay valientes que evitan el dogma científico y se atreven a investigar lo que otros zanjan con un patético empirismo. Hay muchos valientes de esos en Renault, hombres que no se cortan y dan vueltas 20 segundos más lentas con tal de que el neumático rinda en el stint de la carrera. Fue uno de esos descubrimientos por casualidad, la misma casualidad que los aupó a la estela de Hamilton, una casualidad llamada Safety Car. Se llaman serendipias, ¿ejemplos? Cuando Fleming dejó un cultivo de hongos y descubrió que se habían ventilado a sus vecinas las bacterias, o cuando los ingenieros de Sony quisieron hacer una grabadora y, en el despiste más tonto de la historia, pusieron circuitos de reproducción, naciendo el Walkman. Fue una cosa de esas, una serendipia. Con el Safety Car, descubrieron que el Bridgestone les respondía mejor tras unas vueltas de rodaje lento, así que en los terceros libres dejaron rodados los juegos de superblandos.
La calificación no tiene ningún jugo misterioso, lo siento, todos peleándose en apenas una o dos décimas, como siempre. El misterio está más bien en por qué Renault no se dejó antes de calificaciones ligeras que luego los mandaban para atrás. Alonso saldría 7º.
Pero la carrera... La carrera acongojaría a cualquier piloto que ha luchado por cosas grandes y no se ha enfrentado a cosas que difícilmente explica. Fernando, al menos, ha oído multitud de historias sobre estas persecuciones por los picos asturianos. De repente una gran bola luminosa brota de la tierra y no te la puedes quitar de tu retaguardia. Y él, desde el domingo, ha empezado a dar crédito a esas batallitas, considerándolas algo más que leyendas. ¿Qué iba a ser ese destello rojo en sus retrovisores durante dos tercios de la distancia prevista? ¿Kimi? Vamos, por favor, es más creíble que sea una bola asesina a que sea la buena salida de un Renault. Físicos de todo el mundo acuden periódicamente al Hungaroring a tratar de dar sentido a las continuas aseveraciones de pilotos de todas las categorías, que aseguran sufrir esas luces, y algunos que no podían quitárselas ni con un pit stop. El año pasado, dos o tres corredores repetían con vehemencia que una bola plateada no les dejaba concentrarse en paz. Pero a lo que íbamos, estos estudiosos han examinado el terreno y su veredicto es que si metemos en una complicada ecuación la estrechez de la pista, los follones de los que deberían partir más arriba en parrilla, la falta de rectas, de curvas muy lentas después de rectas muy rápidas, la velocidad media reducida y una dificultad de coger el rebufo multiplicada por 7, y se lo mandamos resolver al Albert2 de Hinwil, el fenómeno paranormal queda explicado y se sugiere ahuyentarlo con una paliza a los diseñadores del trazado.
Lo que estos hombres de ciencias tienen que venir ahora a resolvernos es por qué la luz roja desapareció antes incluso de la parada de Alonso, y, sobre todo, cómo diablos superó la velocidad de un F1 cuando encima se acababa de quedar rezagada. A propósito, ¿qué nos ocultan la FIA, la FOA y sus servicios de inteligencia? Si hacemos caso al cuentavueltas desclasificado, ellos tenían cronometrado al destello, que responde a las iniciales de RAI, y gracias a este valioso documento podemos confirmar que la vuelta de salida de la bola -¡la bola necesita combustible, también paró en boxes!- fue cuatro segundos más rápida que la del español, amén de un ritmo claramente más fuerte antes de entrar.
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Yo no me atrevo a asegurar nada, pero lo que pasó en Hungría el último fin de semana, para mí que no es de este mundo. Pueden ser muchas cosas, yo no podría elegir una, pero en serio, no es de este mundo. No sé de nada que yo conozca y pueda responder a esa descripción y ese comportamiento. Lo siento. Esto es todo lo que puedo contar.
N. del R.: Fotogénesis: Fenómeno por el cual la energía Psi forma luces, chispas, destellos y emisiones luminosas en unos determinados objetos o lugares./Es la generación de luces paranormales./Destellos luminosos sin causas físicas aparentes.
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