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¿Es la receta para hacerse con los títulos? ¿Permanecer todo el invierno en la UVI, para anunciar la repentina recuperación en una insulsa reunión -si bien trascendental para el año político turbulento- de la FOTA? A continuación desempolva tu modelo construído a duras penas para hacer un test en una versión capada de Silverstone, que haga que la gente se pregunte si tu destino es P17 o tal vez P20. Preséntate el lunes siguiente con tus compañeros del deporte y hazlos enfurecer con tiempos mortificantes. Y todo esto más tarde que el anuncio de algún equipo 2010 de su intención de prepararse con un año por delante.
¿Era un pájaro? ¿Era un avión? No, eran unos monoplazas austeramente pintados que, recién salidos a una tanda de veinte vueltas, vapuleaban sin complejos al pobre infeliz que simulara calificación.
Ante semejante cuestionamiento de la realidad internalizada por el paddock -un equipo que ha pasado tres meses en cama no puede hacer de repente el mejor coche de la historia- se reclamó contra la interpretación del reglamento en cuanto a la normativa del difusor trasero, sus medidas, lo que se puede ver a través del agujerito y lo que no, si vale agujerearlo mismamente... Mientras todo esto pasaba entre bastidores -bastidores aireados al público- Brawn y Button construían su ventaja con el dominio del primer tercio de la temporada. Había quién hablaba de batir el record de victorias en un año, pero eso se cortó bruscamente cuando tocaron algo en una de las actualizaciones aerodinámicas que hicieron pasar al BGP-001, de coche cuidadoso con los neumáticos, a coche que no los hace trabajar en demasiados casos. Realmente parecía que los títulos estaban al alcance de RBR.
Sin embargo, los circuitos de agarre mecánico siempre les vinieron bien, y en Valencia y Monza Barrichello presentó una tardía candidatura al título que demostraba que no se les podía descartar en ninguna carrera. El director técnico Jorg Zahnder había abandonado el barco la millonésima de segundo antes de que pareciera que se iba a hundir, y el equipo, en cualquier caso, nunca volvió a ser el de abril-mayo, pues toda la parrilla incorporaba los difusores y se hacía notar por fin que el Mercedes no era el motor previsto para ese chasis.
Pero sí lo será para el del que viene. Lo que ahora va a ser conocido como Mercedes Grand Prix pasará de apañárselas para hacer correr el coche más caro en desarrollo con el presupuesto más exiguo en pista, a un vehículo desarrollado por un equipo privado pero hecho correr por un ricachón. Éste no podrá contar, sorprendentemente, con Jenson Button. ¿Por qué sorprendentemente? Es lo que les ha gustado durante todo 2009: Llevar la contraria a las predicciones.
Jenson Button (1º, 95pt).Bueno, ¿se estaría preguntando él en enero cuánto tardaría en disputar otro gran premio? Jenson se mostró en sintonía con el coche en el momento oportuno: Cuando más rápido era. Cuando dejó de serlo, pareció diluirse un poco, él, un piloto mimoso con las gomas en un coche que pasó a preferir que les dieran sado. En esos momentos sus problemas sobresalieron sobre todo en calificación, pues no dejó de cuajar consistentes actuaciones como Brasil, Abu Dhabi, Hungría o Singapur. ¿Un gran campeón? Lo que creo es que los mejores de los mejores no se quedan en la Q2 por problemas de set-up. Sólo les pasa eso cuando el coche es realmente malo o les falla la mecánica. Ahí lo dejo.
Rubens Barrichello (3º, 77pt).
Éste, en cambio, ya se veía de comentarista, directivo de equipo o sucedáneos cuando Ross Brawn le llamó y le dijo que ahora lo prefería a él y no a Seninha. Rubens, por su parte, en más de una ocasión ha hecho amago de llamar a Brawn para decirle de todo. Frenos con los que no estuvo a gusto hasta Silverstone -vaya, hombre, no tenía otra carrera donde arreglar el tema; lo clavó, mejor dicho,
los clavó...-. Actuaciones discretas hasta Mónaco que culminaron en un desastre con trompo suicida en Turquía. Desde entonces, muchas carreras a lo campeón -cómo me hizo vibrar este tío en Spa...- y también hay que decirlo, algunos stints medios mediocres, si seguísteis el
live timing -el más célebre, el de Brasil-. Fíjate que no me importa que siga un año más compitiendo. Pero tiene de que cuando pierden una carrera, el equipo no está más contento que él.
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